martes, 30 de octubre de 2012

Electricidad


Alumbré con una linterna el cuadro de la electricidad y no vi nada. Por el teléfono una señorita me marcaba los pasos. -Es una que está separada de las demás.
—Pero mire yo no soy electricista, ¿no puede ser más precisa?
—Bueno mire, tiene que ir a cambiarle los amperios un electricista.
—Pero esa petición ya se la hice el mes pasado.
—Seguramente fue y no había nadie en casa.
—Seguramente, señorita, no vino.
—No tiene la obligación de llamarle. Una empresa privada no tiene la obligación de avisarle.
—Yo soy cliente suyo, ¿cómo no tiene la obligación de llamarme?,  ¿cómo puede entrar en mi casa si no me llama?
—El BOE así lo indica.
—Mi vida, señorita, no depende del BOE, es algo que no leo todos los días.
—Bueno, mire, a los problemas soluciones.
—Eso suena bien, pero la solución ya se la di yo en noviembre de 2010.
—Es que nosotros trabajamos con compañías privadas.
—Señorita, le repito que quiero bajar la potencia. Llevo en esto un año.
Mi cabreo no sale en el BOE. En el catecismo también sale “No matarás” o “No codiciarás los bienes ajenos”. El mundo está lleno de pecadores que salen en ese nuevo catecismo que es el Boletín Oficial del Estado. Las empresas son privadas cuando las protege San Beneficio y públicas cuando las señala Santa Pérdida. Seguiremos privatizando los beneficios.

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