lunes, 21 de diciembre de 2009

miércoles, 16 de diciembre de 2009

martes, 1 de diciembre de 2009

viernes, 20 de noviembre de 2009

lunes, 16 de noviembre de 2009

domingo, 15 de noviembre de 2009

miércoles, 11 de noviembre de 2009

domingo, 8 de noviembre de 2009

acontecimiento

Juntos verano e invierno. Apagar la luz. A oscuras en el sillón, como si las nubes no hubieran desaparecido. Nada que celebrar. Dormitar sin fin en una vieja herida. Los afectos agarrados con papel de fumar. La nada esparcida por la casa, precavida. Ni por la mañana, ni al mediodía, ni de noche. Secretos antiguos. Tiempo sin fin. ¿Dónde está la celebración, el acontecimiento de estar juntos? ¿Dónde esta la no-ley de la familia, su inocencia?. Siempre la ley y el pecado. Recoger, lavar, ducharse. Manchar, no manchar; salir, no salir. El rigor del invierno se cierne sobre nuestras cabezas. La expectativa de la contestación, la reacción. Mundo de mujeres de gestos duros. Mirando desde el principio de los tiempos, como efigies. Perfil duro. Arrugas como campos de labradíos. Agarrados por las uñas a los afectos. Trampas. Secretos. El mundo como un secreto de familia. Lo privado encerrado en una caja fuerte. Silencio atormentado

Place to be/Nick Drake

as tears go by/Rolling Stones

these days/Nico

hold on to yourself/Nick cave

ghost town/Specials

the cutter/echo and the bunnymen

conversaciòn

"Ah!, no le acabé de contar el otro día lo de mi hija”.

Se le enrojecieron los párpados por la parte de abajo del ojo y empezó.
-“Mi hija está separada desde el año 2000, tiene dos hijas y su padre no las ve. Pero mire, él a mí ya me pidió perdón. No sé lo que le pasó, debió de ser una depresión. Luego intentó volver con ella, pero yo le dije que eso no era cosa mía”.
Sombras y mareos. Nadie para salvarme. No sé por qué me cuenta eso a mí.
No la conozco, era de la Mourela.

-“Mi hija es muy rara y yo no quiero discutir con ella. Una vez que se me escapó “No te hubieras casado con esa mierda”, me dijo, “ me dio 11 años muy felices”.
Pasaban los minutos y no entraba nadie en la tienda. Con la cinta de pegar en la mano, a punto de cerrarle la boca.
-“Y no las ve, las hijas no le hablan. Yo les digo que tienen que hablarle a su padre. Les digo que lo llamen, aunque a mí nunca me gustó”.
La espalda, dolor, varios puntos. Dejo la cinta encima del mostrador, retrocedo un paso. No entra nadie. Querrá curarse de su pasado, esta sola.
-“Mi marido ahora está mal y pierde la memoria. Él no se entera pero yo sí. El otro día cuando estuvimos aquí yo y mi hija, ¿verdad que le llevé cinco retales de cortina?”.
-Sí señora. Tres para usted y dos para su hija.
-“Ve, pues ella se llevó tres. Y me lo negaba por teléfono. Es terrible. Cuando se casaron compraron un terreno. A mí ya me parecía demasiado grande, pero ellos se empeñaron”.
Para curarme de ellos, no hay ojos que la miren. Cada vez más rojos al punto del lloro. Cinta de pegar. Rollo suficiente para la princesa del hogar. Mourela negra.
-“Cuando fuimos al juzgado para la separación, ¿No sabe?. Él lo negó todo”.
Alfombras para que la escuche. ¿Necesita tantas, de verdad?.
-“Los abogados son todos iguales. El sabe que yo hice una entrega para su primer piso, 500.000 pts., y él no le pasa nada a las niñas. Pero yo no tengo nada en contra de él. Le decía que el terreno era grande y yo me preguntaba ¿cómo van a cortar toda esta hierba? Hablé con mi hermano, claro, porque mi hermano tiene ovejas, que heredó de mis padres. No son todas suyas pero como era el menor, nosotros se las dejamos. Además, él cuidó de nuestros padres. El caso es que yo le pedí que le diera dos a mi hija, así fue la manera de que la hierba estuviese siempre corta. El padre de él aún tuvo más que decir. Es un hombre malo”.
Bee,bee,bee, mis oídos siegan la hierba.
-“¿Me quedó algo aquí?”, dijo Sintrón.
Se volvió de espaldas y desapareció. No me dio tiempo a cambiarla. Vuelve Sintrón, haz que mi sangre se haga líquida y evite la trombo-palabra. Asesinar y esconder a la reina madre.
-“Ella vive en Valencia. Se ha vuelto a casar. Tiene un hijo de este matrimonio. El también”.
Edredones de 90 mal colocados. Desorden. Hacer las cuentas. Estabilidad. Mareo.
-“Tiene que cerrarme mejor el paquete, está lloviendo. Vivo ahí en la estación. Mire, le sigo contando. El dice que llamó a casa, que habló con mi marido. El no se acuerda. Llamó para preguntar por las notas de las niñas. Si está interesado, ¿por qué no va al instituto?”.
¿Le parece bien así? Le hice un asa con la cinta para que pudiese agarrarla y le sea más cómoda. Grogui, necesito Sintrón. Envidio el olvido.

La comida

Mientras escudriñamos las ruinas, buscamos la palabras con la exactitud de un niño que aprende a hablar. El día fue gris y lluvioso, pero mantuvimos en el regazo las palabras exactas para no herirnos. Habíamos constatado por la mañana que los muertos no hablan, sino dentro de nosotros, pero aún así les habíamos puesto flores. Una pareja caminaba indiferente por aquella Plaza de España desvastada, indiferentes a cualquier infancia. Ellos no habían pasado sus días jugando, aprendiendo a andar en bicicleta. Las primeras caídas, los iniciales contactos con los otros. Comimos bien, habíamos paseado, no le pedíamos nada al día: de la Plaza de España a Catabois, de aquí al Muelle, Anca, comprobando que seguimos aquí, cercanos, canosos. El paso del tiempo, midiendo los silencios, practicando la ternura. El millonésimo repaso a la infancia, la repetición de la sonrisa.¿Cómo vamos creciendo? Teníamos un mero de plástico en la bañera, jugábamos al fútbol en el pasillo. ¿Cuántas veces habremos paseado por las mismas piedras, por los mismos rincones y calles? Hay partes de la ciudad que son como cuchillos para nuestra memoria. Nos besamos y abrazamos en un intento de llenarnos de energía para seguir adelante. Congelamos el cansancio, la fatiga de recordarnos. Nuestras personalidades a prueba. Vamos sabiendo cuándo hay que dejarlo, luego volveremos a nuestra soledad y a nuestros delirios personales. El día fue en todo momento gris amenazante.
No hay familia sin repetición: ”Te acuerdas cuando se te hinchaba la cabeza?”, ”Le rompiste la clavícula a Enrique”, ”Te hinchaba la mano y te llevé al colegio”, ”Confundiste la luna con la tierra”, como hoy, que pregunté ¿Cuándo nací, en primavera, verano, otoño o invierno? Y todos estallamos en una carcajada porque hoy era mi cumpleaños. Cosas de Pedro, que está loco.

once in a life time/Talking heads

Games without frontieres/Peter Grabiel

mad world/Tears for fears

Karate/Water

ben watt & robert wyatt- Empty bottles

alife- robert wyatt

sábado, 7 de noviembre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

cuaderno de viaje

La mente curiosa divaga mientras conduces. Un ojo vigila el retrovisor, el otro va haciendo el recorrido entre árboles y montañas, líneas blancas continuas y discontinuas, chapapote, cunetas….
Mantienes un diálogo con las estrellas, con cada una de las estrellas. Por la cabeza se cruzan nombres, Joyce, Walser, Nietzsche, El Superhombre, el caballero de la fe, la existencia cualsea. Tú eres cualquiera, la existencia sin fe. Ahora entusiasmado, ahora pesimista. Todo menos estar en el paisaje. La radio habla de crisis, palabras, palabras… Existes en crisis. Mantienes silencio y ¡qué silencio! Por dentro ardes, si lo dijeras todo te reventarían los dientes con el solo golpe del aire. Callas, rezas. El silencio, para el exterior, es enfado. ¿Qué te pasa?, ¿en qué piensas? No puedes hablar esperando el momento mágico en que el momento se trasfigure en luz. La luz de las palabras. Siguen las líneas blancas, el retrovisor, el buen estado de la carretera, los árboles y las cunetas llenas de recuerdos basura. INTROIBO AD ALTARE DEI (Ulisses). La velocidad no importa, los pensamientos te adelantan, como algún coche. 100-110-120. Distraído. Piensas en el egoísmo, ego-ismo. Amor por sí mismo. Bien todos estamos ahí. Distracción. Al otro día ya no es el mismo tono. Todo tiene un hilo conductor. Helaba por la mañana. Estoy en la cáscara de las cosas. Otra pausa. Mañana de niebla y espera. Carnaval. Fiesta de disfraces. Lugo. Solo diversión. El metro de Tiqqun. En fila india. Enfilados de uno en uno. Ordenados. Bloom. Su paseo por las calles de Dublín. Su pensamiento interior. Música contemporánea para el hombre contemporáneo. En el exterior moda y publicidad. Interior, motor de coches. Has oído la noticias mil veces entre los sueños de la mañana. En el duermevela de las primeras horas. Me levanto saturado de información. Opiniones, ¿quién opina? Es lo de menos. Dimisiones, crisis, soluciones, confusión. Programas y más programas. Mires a donde mires, televisión. Mis ojos estallan en mil trozos de imágenes, tertulias a medias, el tiempo, superman, 24 canales y son sólo las 10,30 de la mañana. No hay excepciones, todo es regla. Sé que envejezco cuando veo al otro envejecer. Los ojos de los efectos especiales. El otro es la televisión. Los hoteles son el refugio de los extraños y los hoteles de carretera redoblan esa sensación. Siguen buscando a la niña en el río. El espectáculo sigue en directo. La única noticia es que la niña ha muerto. Hoy toca fiesta de la información. Se inventa la novedad. No saben nada. Todo se olvidará pronto, como siempre, menos el dolor de los padres. La patraña del derecho a la información. Nuestro cerebro es una licuadora donde se meten trozos de fruta, para que todo circule con devoción. Pocos daños colaterales. Todo masticado. Los hoteles agudizan el desvalimiento ante la muerte. Hipersensibilizan la soledad. La muerte y sus fantasmas bajo los ojos de extraños. Se busca la familiaridad en los hoteles, por eso el hombre que viaja va a los mismos sitios. Tuteo y crédito.
Autovía de Barbanza. Bach. En contacto con un dios. Cemento. Desmontes. Velocidad. Me retienen las suites de cello. ¡Qué bien le queda a Bach un día soleado! Tiqqun y Corcubión. Bloom distraído. Se y Uno en guerra con la naturaleza, sin fisuras. Bloom disperso. Se y Uno irresponsables. Yo contagiado por Bach. El destrozo parece menos con las suites de cello. El daño a la tierra parece menos. Me desoriento a veces ante la igualdad de las autovías. Vuelvo a la lentitud del maestro. El coche me lleva en un viaje interior. El coche ampara mi ausencia. Bach nos permite la desaparición y las preguntas interiores. Bach es una religión. La primavera es unos muslos desnudos de mujer. Bach y los circuitos de mi cerebro. Conexión directa con dios. Forma de belleza. Sin interlocutores. Sólo el turista no piensa en la muerte. Un amigo me decía ”Cuando voy a un país extranjero pienso en la muerte y ya soy uno de ellos, me cambia la mirada”. Ser turista es querer liberarse de la muerte, no sufrir. Los países no son museos. (Abril,2009).

martes, 27 de octubre de 2009

Ojos

Ojos de televisión, mirada invalidada para el directo. No repetición de la jugada. Ojo veloz para la lentitud con que una hoja cae del árbol. Ojo veloz para la imagen detenida. Sin parpadeo mientras la luz ilumina la lluvia. Mirada distraída en mil pedazos de la realidad. Marcador, público, charla, luces, música, jugadores, árbitro. Ojos de televisión irritados por sus luces. Ojo lento. Solo enfocado a mirar en el silencio de los hogares o en el ruido de los bares. Un gol desapercibido. Otro espectáculo como si un cuadro multitudinario se empezase a mover. Sensaciones para un ojo nuevo. Desenfoque.

la noche

Tranquilo, como el sueño de un muerto. Reposado como un rostro sin gestos. Dormido para siempre, en un descuido. Su última palabra y ya la noche. La noche de plomo. Sin música para siempre. El silencio a cuatro mil metros de profundidad. Piel de cera. Frío recuerdo del calor. ¿Qué ha pasado? Nada. Un instante entre el mar y la tierra. El recuerdo es una molécula de sangre seca. Día y medio para desaparecer. Un momento de dolor y ya está, como cuando nos preparábamos para una inyección. Sé valiente, nos decían. Las palabras quedan debajo de las piedras del río. Adornando la vida. Ninguna palabra basta. Hablamos en un pozo y las palabras se nos caen en el infinito.

principio

A punto de realizar la labor. Perder la memoria para recobrar otro ser. Ser padre, principio. Construir algo por lo que se recuerde. En beneficio de todos. Intentarlo. Ceñirse. Borrar los rastros accidentales y dejar lo principal. La tierra. Sin ser el centro del universo. Recobrar el equilibrio de lo antiguo. Desaparecer con una filosofía anónima, como tantos otros. Dos generaciones y extinguirse, como un ave que pasa a lo lejos. Ser un punto y después nada. Multitud de anónimos, sabios anónimos. Sin ceñirse coronas. Símbolos de espinas. Muchos murieron antes y después. Solo pensar como un náufrago. Fuera del barco. Besando la tierra lentamente, besos de terciopelo. Todos morimos el mismo día. Una belleza se viste de amarillo para salvarnos. Al fin y al cabo las flores se pudren en las manos .

win el ganador

Mertens el ganador: Vino a llevarnos en su tabla de wind surf por los vientos suaves de una playa inexistente, con su cara de niño, a engañarnos con sus sonidos repetitivos. El mismo truco repetido hasta la saciedad.
El eterno femenino de Win Mertens vino a enfangarnos en nuestro provincianismo, como si de la “Vida es bella” se tratase. Convirtió nuestra vida por unos instantes en una idiotez al alcance de todos. La licuadora estuvo funcionando dos horas sin lograr en ningún momento emocionar. Algunos políticos asistentes que practican el deporte de la ola, salían emocionados. Claro, la simbiosis era evidente. El viento helado del norte nos congeló los sentimientos. Mertens es la banda sonora de nuestra política mediocre, por algo es belga. El campeón le pone música a nuestra estupidez.¿Por qué no hay ningún misterio en tu música?¿Dónde has dejado tus inquietudes?¿Encefalograma plano? Ya que nos aburrimos, no queremos que ya nada nos inquiete. Fiel aliado de la globalización mental. No veía el momento de irme: uno sigue siendo educado, aún a costa de sudar frío y revolverme en el asiento. Música en envoltorio de vaselina para amantes visuales que evitan el cuerpo a cuerpo. ¿Qué tienen que ver tus notas con nuestra alma de metal? Sin embargo, me dejaste una noche rica para el pensamiento donde observaba una mirada de adolescente admirada ante un grupo de jóvenes que cantaban canción protesta con convicción y risas. Se divertían y amaban. Pasaron más ángeles en esos momentos que en las dos horas de tu música gélida. Adiós, Win de Marte.(30/5/09).

aquiloquevibra 271009

habitacion 241

No me devuelvas tantas miradas. Habitación llena de ojos. No hay olvido físico. Disimulo, dentro de la habitación. Para donde miro el espejo me devuelve el tiempo. Bromeo. De frente parece que el tiempo no pasa. El castillo se desmorona. Tantos espejos no pueden ser buenos. Cuento hasta seis, grandes , pequeños, espejos puertas, tipo lupa. Están preparados para fotografiarte. Como contrapunto, el balneario. ”Hay que ralentizar esta decrepitud”, me digo. Un masaje, un baño. Menos mal que no hacen una radiografía del cerebro. Espero que él esté joven. La gran madre de todos los espejos en el cuarto de baño, enorme, insultante. Me escudriño para perdonarme. Pero todo está preparado para desconocerte y darte un baño de salud. Busco la ropa salvadora que tape tal desaguisado.
Intento guiñarme un ojo de complicidad. ¡Un grano en la cara! ¡Un grano perpetuo! ¿Quizás una limpieza? ¿Para qué? Mañana persistirá el desastre. No tienen piedad. Soy una geografía caótica. Para donde miro ¡YO! Un insulto a lo común. ”Bueno, les pasará a todos”, me digo. Pero todos no esta allí.
Espejos paridos por la gran madre baño. Solo el retrete nos salva de esta bomba atómica.
Busco compasión en el amor y le interrogo:
-Los espejos mienten ¿verdad?
-Si hombre, no estás tan mal. Te lo digo yo.
¡Salvado!
Una vez solo, el insulto continua. Todo está calculado para el escupitajo. El espejo te preña de ego. El ojo cíclope pequeño y baboso aumenta tu cara, hasta límites lunares. El TAC-espejo viaja por tu rostro, tus poros como dedos. Introspectivo. Patas de gallo. ¡Socabones! Tengo que hidratarme. Me falta agua.
Balneario salvador, regenérame. Arruíname, pero devuélveme la juventud.
No sé a que espejo preguntarle: ¿Quién es el más joven y guapo del lugar? Mudo y cruel.
Curarse es olvidarse de sí mismo por unos instantes. Aquí es imposible. Primero te destruyen y después… el paraíso. Todo para volver a sudar.
Bajo a recepción nervioso. Quiero un tratamiento completo. No me importa lo que valga.
La mirada de la recepcionista y su voz mecánica no se apiadan de mí. No hay nada garantizado. Le condeno a una vida saludable a perpetuidad si tiene usted suficiente dinero. La salud en balneario es racista, discriminatoria. En el recibidor del hotel, dos jarras de agua te señalan tu punto de inflexión: agua con menta, agua con limón. Primero límpiate por dentro, después te abrillantaremos la carcasa. El desierto de tu cuerpo, vislumbra un oasis. Vender el alma al diablo. El diablo convertido en menta o limón. El que es la cara b de Dios. El balneario es la unión de las dos caras, la unidad completa. La iglesia de los fieles con pieles tersas y bronceadas. El eterno femenino. Aquí abajo la habitación ya no me mira. Los espejos guardan mi cuerpo en la habitación. Son los policías secretos de la salud. Confesores del yo. Cada espejo, depende de su tamaño, te puede quitar puntos.
Por exceso de carne, 5 puntos. Por poco culo, 4 puntos. Por manchas en la piel, 3 puntos. Al final te quitarán el carnet, te convertirán en la excepción.
El minibar también escupe:
“El contenido de este
Minibar puede ocasionarle
Una sed irresistible”.
Sed, agua, espejos. El agua es un espejo líquido. El espejo es la mirada de esa mujer que nunca te quiso. Te dijo que no te quería un día de sopetón y te quedaste líquido, solo. Desapareció de repente el calor de la comida, tu rincón amaestrado por los años. El espejo te devuelve un homeless, hecho harapos. Pides una limosna al tiempo, una espera a tu imagen.
Bajé a la piscina exterior, barata, reparadora, fresca y salina. El agua es una caricia líquida. Temeroso del frío, septiembre traidor, me sometí al coito acuático, mientras observaba que la barriga no sobrepasase el bañador. El agua me aceptó, y yo me acepté. Te sientes también después de la reparación por agua que ya estas preparado para el último asalto. Una gran cena derrochadora, que pondrá a prueba todos tus botones y tu vientre elástico. Después el despilfarro en el casino. La boca hambrienta del diablo. Su infierno líquido. Todo allí es acuático. Son los zapatos de cemento que te dejarán clavado en el fondo del mar, sucio y mudo. El agua bautismal ahora aliada de los espejos se vuelve cara y traidora. El espejo presiona al azar y a la suerte.
A la mañana siguiente roto y destrozado crucé el desierto del hall, mientras los guardianes-maquinas del balneario, escupidoras de agua y Acuarius, susurraban mis vergüenzas expulsándome al mundo y me devolvían a la ciudad, enfermo y convertido otra vez en un cualquiera.
Un gran cartel rezaba:
“Canjee sus puntos
Por regalos con la
Tarjeta de fidelización”. (Septiembre,2009)

lunes, 26 de octubre de 2009

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YOSS

Creo sinceramente, que YO no tuvo hijos porque, si no, no podría oírse a sí misma. Solo paría silencio a su alrededor. YO era infatigable. Paralizado por su retaíla de YOS, YO casa, YO libro, YO árboles, YO estrés, YO universidad, YO trabajo, YO marido, nunca los Yos se acababan. YO, YO, YO… Su cuerpo se diluía a través del YO. Su nombre también desaparecía. Sus ojos eran una gran boca clacleando Yos sin piedad. Lanzaba palabras a diestro y siniestro para deshacerse del otro, ignorado. Con estupor y algo de vergüenza asistías al concierto, para el cual no habías sacado la entrada. Repetición, falta de novedad, los Yos martillo. Cárcel invisible de silencio, el otro ignorado. Del YO variaba al “A mí” con una pequeña elevación de tono. Extranjera de lo común, su YO era su tierra definitiva, su nación. El otro civilizado callaba. El verbo era un puro accidente. Garganta seca para sus víctimas. Raíz de YO árbol del aire. Centro del mundo construido a golpe de miedo. Implacable. Cafés cortos para soportarla. Embarazada de aire. El TU al borde del K.O. Creaba a su marido, extranjero de verdad, a golpe de citas. El YO hace histérico el contacto, lo electrocuta. Hiere el silencio, el espacio de lo común. ”Cuanto más YO, más sensación de vacío”. Vendedora de sí misma. El YO no puede disimular su torpeza. Minusválido de los otros pronombres gramaticales.

Una presencia casi real

Y se puso a mi lado, mientras desgranaba el hojaldre que caía por mi boca.
El se reía de forma ladina tapándose, con la palma de la mano, su boca, sus dientes agarrados por un puente.
Siempre desaparecía y se escondía, como un niño. Un niño de pelos canos. Un niño travieso.
Seguía a mi lado y ya no me quedaba merengue. Parado entre mucha gente. Quieto y travieso. Por momentos desaparecía. Duró lo que dura el merengue y la travesura. Mi padre y yo.
-¿Cómo son los muertos, padre
-Menos complicados que los vivos.
-¿Porqué?
-Lo saben todo y no tienen miedo. Ellos aterrorizan a los demás.
Mi boca sabía a merengue y a vida. Caía la noche de invierno.
-¿Mamá sigue allí en la ventana?
El ya se iba. Me dolían los ojos por retenerlo.
-¿Ya estas tranquilo?, le grité
Comprendí que a donde quería llegar era al silencio.
Los muertos habitan en un lugar, al que se le ha suspendido el tiempo.
Allí donde nuestros lugares desaparecen y los pasos quedan escondidos bajo tierra.
Pensé que eso era el luto, la ausencia recobrada por momentos. Una presencia casi real.

Poemas

Poemas:
Sin saberlo el ave,
El viento la acecha.
El gris deshilachado
El horizonte acuna.
El mirar piedra
De tus ojos,
La vida repasa.


Iba la niña,
Olvidada de todos,
A la fuente,
Por un camino
Olvidado de fuentes,
Iba graciosa la niña.
Iba a la fuente,
Olvidada de sí.



Vieja sombra,
Flor que en tu pelo
Alumbra, el pecho
Del amante desconsolado.


Fragancia en el camino
De las hojas,
Que tu mirar recuerda.
Fragancia de tus mejillas
Sonrojadas,
Que al pajarito entretiene.
Ya la noche tiene ,
Lo que de día no pudo ser.



Un pájaro llama
A otro pájaro.
Tibias voces del oscuro bosque
Saliendo.
Ya un sonido
De la tierra escapó,
Regalando su eco a otro,
Que detrás, casi codo con codo,
Como de siempre,
A otro llamó.



Dos piedras señalando
Que el camino,
No es profundo,
Es largo.


Multitud:
Flor ennegrecida,
Por el murmullo
De todos.


Rara vez, el sol
Penetra el cielo,
Cerrado de siglos.
Más con tenacidad,
Día a día, la tierra
Labra, el minuto de silencio.


Silenciosa,
La fuerza de lo posible,
Recurre a ti.
Amante,
llega a tu hora,
Por el camino lluvioso,
Repleto de hojas otoñales.


Cerrazón de los párpados,
Las caricias de la amada,
Descansan en el sueño
Invisible de la noche.
De rociados mantos,
Se cubre la tarde.
Espesos los ojos
De tu recuerdo.
Caminos entre la lluvia
Y el sol.


Turbia profundidad del mar,
En los días de tormenta.


Ecos del sol,
De la luna son pesares.


La hoguera, reposa
Humeante.
Reemprende el camino,
El que en brazos del amante
Se cobijó.


Brillo en la quietud de las tardes,
Recuerdo de multitud.


Hic-hic de gaviota,
Tumbado en el aire.


OH Dios qué gozo!
Fuentes de las montañas,
Bajad, bajad
Hasta el mar.


Suenan tus ojos,
En el aire lejano del valle.




La sombra del árbol en el agua.
Recuerdo del agua que se va.


El río entre sombras del sol.
El río de claras flechas herido.



El árbol camina por el río,
Detenido en su sombra.


El agua, mansamente sospechosa
Ondula tu figura,
Cuando sonríes segura, a su paso.


Ojos de frío ha puesto el viento,
Al cielo gris.


Negro retorno del cielo.
Húmedas huellas,
Venidas desde los claros bostezos del día.


El guerrear de tus ojos
Ante la mentira.

Brazos desnudos
Para el sol de abril.


La sencillez del eco
Hace recordar el abismo.

De la sencillez del eco
Nace la distancia.


El eco del hombre,
Adorna las montañas.

Sencillez de ropa colgada
En la claridad del aire.
La oscura cabeza de sus dueños.


Ya dibuja la sonrisa
La cercanía a lo lejos.

Un poco de silencio

Callarse. El mundo desordenado. Necesita oídos. Esperar la luz, transfigurarse en palabras. El mundo. Caos. Algo no funciona. Espera. Ha pasado algo. Una bomba muda descoloca los sentidos. No llegan las palabras. Demasiada opinión. El silencio no es desconsuelo. Volver a recobrar la fe en el mundo. No vas al ritmo de la vida. Te paras un momento. Volver a reírse. Despacio. Convaleciente. Una explosión silenciosa desordena todo lo cercano. El orden es siempre efímero. El pensamiento incompleto. Un parpadeo. La luz entra en los ojos como por el diafragma de una cámara y se cierra. Los dos movimientos necesarios. El silencio de la oscuridad logrado a plena luz del día. Mientras, murmura la sangre. Apenas se aquieta su exceso sentimental, bajo la sombra de una nube titubeante de lluvia. Se atisba un azul pleno a lo lejos en manos del viento. Todo es sencillo. Retener la foto es retener el pensamiento. Concentrado para retener las miradas fugaces. No recuerdas las nubes que pasaban aquel día, solo una multitud de pequeñas cabezas y un cuerpo a lo lejos inocente, inerte, en aquel cuarto agobiante. El primer parpadeo y aquella inocencia que se iba definitivamente. Volviste a ver instantes de luz pero aquello no se te olvidó. Era un silencio diferente. No recuerdas nada más. Era todo lo que tenías que saber. Difícil imaginárselo. La música sostiene la oscuridad del instante en que el mundo desaparece. Su silencio entre las notas. El silencio de todas las civilizaciones. El nacimiento de todas las religiones.
¿Pero sólo era aquello? Bueno aquello y el amén. El así sea de toda voluntad. Una mariposa dura un día, toda una eternidad. Amar para una pequeña oportunidad de romper el tiempo. Los párpados aclaran los ojos, los descansan en un acto imperceptible. Mueren en sucesivos instantes para que la luz se detenga.

Los nuevos hippies

Los nuevos hippies tienen chalets de sus primas para celebrar sus cumpleaños, higiénicos, felices, ex-yuppies que vienen a retirarse porque la velocidad de sus vidas amenazaba con hacerlos desaparecer. Son como el blandiblú de los niños, fluorescentes y blandos, temblorosos al envejecimiento. Han desarrollado un fundamentalismo de la salud que resulta inquietante, no fuman y toman bebidas refrescantes. Parecen salidos de un anuncio de coca cola. Los nuevos hippies ya no fuman el dolor, han adornado su experiencia con burbujas y tienen la ignorancia de la técnica. Talibanes de la risa pálida, contratan a grupos heavys para adornar su paso del tiempo con un arcoiris “de maldad”. En un tiempo fuimos malos y oscuros, parecen decir. Conjurar el tiempo, intentar pararlo, quedarnos en esa foto fija que ya no tiene espejos donde mirarnos.
La celebración de grupos esquinados como si de adolescentes se tratase, cuchicheando los puntos suspensivos de sus vidas. Mujeres de miradas duras escudriñando al nuevo, colegialas resentidas, algunas ya separadas, intentando señalar el nuevo objetivo para rehacer sus vidas. Copia exacta de la mal entendida independencia masculina, espartanas de los tiempos modernos. Por donde mi mirada buscaba la dulzura, no la encontraba. Mi gusto se afianzaba en la Guinness, reafirmando un nuevo descubrimiento, cerrar en círculo irlandés, primero Joyce, después Van Morrison (en su primera época, aunque aún lo quiero) y ahora la Guinness, pasando por el Whisky escocés. Los pueblos silenciosos tienen bebidas ruidosas. La cerveza negra es amable con mi estómago. Al beberla siento las curvas de una mujer. Es lenta y antigua, con un ligero sabor amargo como todas las despedidas. Mañana va a llover, las nubes pasaban lentas tapando una luna luminosa. El viento venía del mar y yo sostenido por mi amor renovadamente antiguo regresaba por entre los desbastados montes de Esmelle, sin creer para nada en el progreso.

Dias

Son las 11de la mañana y mi mirada se pierde entre los falsos plátanos. El día es fresco pero cariñoso. No me he levantado cansado y apenas me he mirado al espejo para corregirme. Mi cabeza, por otro lado, siempre trabajando, consume en unos minutos la energía del día, fallo táctico, habría que ser más superficial, me digo, la verdad es que siempre me lo susurro. Como si en la superficie estuviera un acoplamiento armónico con la vida. Los nadadores necesitan sacar la boca de vez en cuando del agua para respirar. Desde hace mucho tiempo me levanto cada mañana como si fuera la última, no, no es ningún mérito ni una jugada ensayada. Es la viva imagen de lo precario, pero por otro lado me invita a una cierta conformidad con el destino. La única comunidad es la de la muerte, me digo. Reflexiono en el trono del solitario y odio el tabaco, observo el día ,azul de Velazquez, un ligero frío íntimo. No me gustan los días de lluvia, mi nariz no filtra lo suficiente, y sólo me preocupo de mi estado físico, me duelen los músculos. Me vuelvo excesivamente introspectivo. Lo que me faltaba. Redundante. Bloqueado. Los días valen para salir de uno mismo, nuestro encuentro con el otro. No rehuir esa batalla. ”Buenos días, buenos días” “Hoy ganará el Barça”. “Lo vamos a tener difícil, el Manchester es muy bueno”… Para vivir los días hay que tener la voluntad previa de levantarse, de dejar el sueño y el calor de las sábanas, someterse a la agresividad de la ducha, a la elección de vestirse, afeitarse, en definitiva estar presentable. El motor de arranque del alma. Y todavía no has hecho nada, estas calentando, para que los tendones no te revienten. “¿Que es de tu vida?” “Imposible resumírtela en un momento. Ya sabes, todo bien”. Ahí lo importante es el “Ya sabes…” No hay viento y las hojas de los árboles no esquivan sus colores. Los abuelos pasean plácidamente a sus nietos, a su futuro incierto. Son las 11,30 y un gorrión se alimenta. Un viejo digno fuma un cigarrillo mientras pasea y observa, camina lentamente. La pega carroñera observa al gorrión comer. El reparto del pan. una llamada de teléfono móvil me interrumpe. Las palabras saltan de momento. Vuelvo a enmudecer.¿Qué es lo que me mantendrá despierto a partir de ahora? ¿Qué es lo que me mantendrá en el día? Una mujer se queda sin bombona de butano, su voz va y viene. “¿A quén teño que chamar agora. Vou chamar ao Preventa. O demo me coma”. A los falsos plátanos solo se les mueve el corazón. Ya viene junio y todo se aligera de ropa. ”El Bambú no se puede servir a esos precios”. La realidad, el otro telefónico. Hay que ir a ver al otro que no sabe nada de mí, ni que todas las mañanas me levanto para morirme. Es una ventaja.

instantes

Tus pasos borrados
Por la misma lluvia
Que te mojó.

Buscando alguna flor,
En el brillo de las aceras.

Parecía, pero no era
La nuca que me parió.

Todo cambia, menos
La lluvia que moja.

Frotando las manos,
Para alejar el frío:
Orar.

No me acuerdo de los rostros,
Que comieron conmigo.


No recuerdo el sabor.


Tu rostro entre la multitud,
Aparecía y desaparecía.


Junté mis manos
Y apareciste tú.


Un gesto anuncia
Tu presencia.


Yo soy tu testigo.(a mi padre).

Impido que la lluvia,
Lo borre todo.


Estoy vivo porque
Me duelen los huesos.


No recuerdo tu voz,
Gestos de tu risa.


¿Cómo voy a recordar a Dios?


Siempre dialogando con fantasmas,
A veces una cara aparece.


Una flor en el campo de espinas.


El dolor de los ojos
De un día sin historia.


La explosión nuclear descansa
En la belleza del mar.


Los símbolos de poder,
Duermen sucios,
En las esquinas de las ciudades.


Escribir es una forma
De hacer música.

No lo extenso,
La nota que vibra.


No el tiempo,
El instante.


Arteixo,
Donde el amor
Es el polvo que escupen
Las ruedas de los camiones.


Busco en los libros,
La amistad de los que
Nunca llegaré a conocer.


Cuando un ama a alguien
A pesar de los descuidos.


Escribí hurgar sin “h”,
Y se me quedó desnuda.


La paciencia del pájaro carpintero,
Para construir su casa.


Toc-toc del bosque,
Los ojos de alce.


La desgracia navega
Oculta el alma,
La alegría es cristalina.
Cantaba por los caminos
De maíz, para huir
Del miedo.


Cansancio extenuante
De ser justo.


El mar:
Cuando nuestros ojos
Se quedan dormidos
En el infinito.


La vejez es una
Sobredosis de melancolía.

Claustro avion

El cordón umbilical del mundo. El salón de casa de cualquier hogar. El saber no estar en ningún sitio. Todos los sitios el mismo sitio. Diferencias salvables. Conocer. Recordar. Viajar. El miedo al otro. Escenificación de toda tu vida. Psicoanálisis. Proyecciones. Traiciones. Uno mismo. Tarea. Nube inerte blanca-gris. Ensoñación. Página vacía. Palabras. Pensar. Sitio o lugar. Trucha inconsciente. El peso de los días. Un árbol que puede estar en cualquier parte. Siempre trabajo. Cansancio y esplendor. Risa. Uno mismo. Descuido. Trabajo. No relajación. Tensión y tarea. La trucha pierde la memoria. El mundo pequeño. Inocencia. Ojos. Juegos. Los campos de cualquier lugar. No hay extranjeros de sí mismos. Raíces. Sitio y lugar. Vuelve la tarea. No morir. Sueño y realidad. Conforme, gran desacuerdo. Puentes. Más extranjeros. Un negro, atravesando el desierto del Sahara. Un año. Trabajo para moverse. Necesidad. El juego de todo o nada. Devolverte lo que me has dado. Perdido. Nunca perdido. Demasiado sobre mi mismo. No conveniente. El motor de los ojos, de los hijos. Los ojos en la nuca. Lo que tienes, lo tienes. Lo que eres, lo eres. Hombre, señales. Hombres, símbolos. Hombres, escondrijos. Pasadizos secretos. No hay camino que se acorte. Tarea y más trabajo. El chasquido de los dientes para no olvidarse. Olvido y descanso. Cruzando lo lejano. Haciendo camino. Mi Sahara. Mi desierto. Tenues señales. Ver. Descanso. Tarea. Seguir con los ojos en la nuca. Continuar con los ojos azules, verdes, marrones, alumbrando el cogote. Hierba fresca para el desierto. La velocidad de las palabras. Aquel hombre que soñó un sueño imposible. Truncado y seguir. Zozobrar y seguir. Y las señales a lo lejos sutiles. Ojos cansados. Aplazar el desierto. Las gallinas duermen. Los ojos del corzo. Cuerpo tenso ,ojos tensos. También descansar, el camino espera. Dormido en el relámpago. Durmiendo en la luz, dejado por la luz. ¿Cuántos ciegos en la luz? ”Relámpago sobre el agua”. Seguir. La sangre de Escocia espera. La vaca pace sin recuerdos. Sudar por el día. Esperando a los lobos. Quererse. El cansancio de las palabras me duerme. Dormir es vaciarse. Ingravidez. Ya estoy aquí. Fulgurante el sueño. La palabra-lugar. Necesidad de habitar. El negro y yo. Ser hombre. Las cosas cercanas. La noche rumia, la placidez del día. Otra vez la vaca. Vaca escocesa, vaca gallega. Lo extranjero es interior. Lejos de sí mismo. Regurgitar la densidad del día. Prepararse para la vejez. Siempre invalido. ¡Cómo!.Tierra, tierra. Ver para creer. Desierto de agua. Acometidas. Sed. Desierto de arena. Un negro y un blanco en diferentes épocas. Héroes anónimos. Sobrevivir a la historia. Masas ingentes de hombres caídos en su ingente quehacer diario. Padres y madres silenciosos. !Tierra! !Tierra! Aquí y ahora. Allí y entonces. Despierto hasta altas horas. Sostenido por el cansancio y Miles Davis. Rumiando en mesas de bares, estaciones, aeropuertos etc. Alcanzarme el cielo. Nutridos de silencio. Intentando descollar. Un lugar en el prado. Misión cumplida. Barcos a lo lejos, ansiedades y despedidas. Sobrevivir al relámpago. Instantáneas de luz. Una nota de Miles Davis. Una foto. No hay despedida garantizada. En el norte de Europa, la lentitud de las horas. La vagancia del sol. Angosto agosto. Héroes debajo del mar. Mudos como ríos de palabras. Regurgitando. Un irlandés atareado, un americano ensoñado. Caminar y palabras. La naturaleza repitiendo la emoción. Memoria y olvido. Tus azules ojos rodeados de mares y desiertos. Volver. El olor a hierba. El sabor de los ojos. Tierra-ojos, mar-ojos. Apoyado en una roca debajo del agua. Sumergido. Erguido ante los ojos de un niño. Por fin, dormir. El latido de mi corazón acunado por las aguas. Oigo tu voz en sueños. Tú que crees en mí. Rezo, junto a la bahía de Dundee. Rezo, como se ha rezado siempre, intentando no caer de rodillas. Con sudor en el lomo y brillo en la sien, como si de una corona de espinas se tratase. La misma corona que recorre todos los tiempos. ¿Qué es el tiempo? Otra vez el relámpago. Las piedras debajo de el rio. Soñando en la bahía de Dundee, guardada por dos puentes. Dormidos en un mar brillante. Dundee, la Coruña, Vigo, Nueva York. Una bahía, el reposo de el agua, mientras mi espalda se seca. Caer, desmayado por el cansancio, en el sueño de New Port. Antes de que el río Tay reviente en el mar. Parece que no hay gente en New Port. (Agosto,2004).

Charlie rivel

Charlie Rivel estaba allí, en blanco y negro. En silencio. Con una silla, una guitarra que nunca llegó a tocar y un río imaginario. Sobrio, apenas balbuciendo palabras que sonaban extranjeras. Fue mi recuerdo de asombro. Nunca recuerdo haber reído o la risa salía disparada hacia dentro, pero sí atrapado y asombrado.
El sentado en el respaldo de la silla, sin poder tocar la guitarra que había arrastrado hasta allí, ni atravesar el río.
Era la matáfora de la impotencia. Nunca ocurría nada. Ningún objeto estaba preparado para su fin.
Risa inconclusa, imperfecta, interior y atrapada en el alma. Nunca se hacía física.
Rivel suspendido en el tiempo, grácil y viejo. Mientras me hinchaba la cabeza y la enfermedad atravesaba unas navidades. Esperaba al practicante y él susurraba “Un puentecito”. Río imaginario y puente imaginario en las silenciosas aguas del blanco y negro. A través de sus ojos como un muerto con nariz de payaso. A través de sus ojos, su austeridad. Un payaso venido del frío era diciembre.
Charlie Rivel era risa del espíritu. La risa de lo invisible. La risa inservible. El mundo suspendido en su soledad. Mis hermanos a través de la mirada del payaso silencioso.
Murió en color y ya lo vi viejo, anciano. Silencioso por los bordes de televisor, lento, de otro tiempo, como una resistencia al tiempo.
El lloro de agua del clown. El niño de la calle pasando su sombrero, el niño le prestó su chupete para que no llorase. El niño se calmó. El lloraba agua; el niño, lágrimas.
El silencio de la música. El silencio de la música. Estrépito sonoro en un tiempo todavía lento. Charlie Rivel escondido detrás de un copo de nieve, hacía el ruido de la nieve al caer, resbalado como una gota de agua en la ventana.
Allí cuando la muerte era una cosa que sucedía a los demás, cuando la sangre era sangre, pasó un ángel en blanco y negro. Un mensajero silencioso. Uno de tantos ángeles clandestinos, como todos ellos invisibles, niños.