martes, 27 de octubre de 2009

la noche

Tranquilo, como el sueño de un muerto. Reposado como un rostro sin gestos. Dormido para siempre, en un descuido. Su última palabra y ya la noche. La noche de plomo. Sin música para siempre. El silencio a cuatro mil metros de profundidad. Piel de cera. Frío recuerdo del calor. ¿Qué ha pasado? Nada. Un instante entre el mar y la tierra. El recuerdo es una molécula de sangre seca. Día y medio para desaparecer. Un momento de dolor y ya está, como cuando nos preparábamos para una inyección. Sé valiente, nos decían. Las palabras quedan debajo de las piedras del río. Adornando la vida. Ninguna palabra basta. Hablamos en un pozo y las palabras se nos caen en el infinito.

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