martes, 30 de octubre de 2012

Electricidad


Alumbré con una linterna el cuadro de la electricidad y no vi nada. Por el teléfono una señorita me marcaba los pasos. -Es una que está separada de las demás.
—Pero mire yo no soy electricista, ¿no puede ser más precisa?
—Bueno mire, tiene que ir a cambiarle los amperios un electricista.
—Pero esa petición ya se la hice el mes pasado.
—Seguramente fue y no había nadie en casa.
—Seguramente, señorita, no vino.
—No tiene la obligación de llamarle. Una empresa privada no tiene la obligación de avisarle.
—Yo soy cliente suyo, ¿cómo no tiene la obligación de llamarme?,  ¿cómo puede entrar en mi casa si no me llama?
—El BOE así lo indica.
—Mi vida, señorita, no depende del BOE, es algo que no leo todos los días.
—Bueno, mire, a los problemas soluciones.
—Eso suena bien, pero la solución ya se la di yo en noviembre de 2010.
—Es que nosotros trabajamos con compañías privadas.
—Señorita, le repito que quiero bajar la potencia. Llevo en esto un año.
Mi cabreo no sale en el BOE. En el catecismo también sale “No matarás” o “No codiciarás los bienes ajenos”. El mundo está lleno de pecadores que salen en ese nuevo catecismo que es el Boletín Oficial del Estado. Las empresas son privadas cuando las protege San Beneficio y públicas cuando las señala Santa Pérdida. Seguiremos privatizando los beneficios.

Notting Hill

En Notting Hill ví la cara labrada de Samuel Becket en toda una pared de aquel mercadillo, Portobello. Siempre me sorprendió su cara felina, dura y sus ojos como amarillos que miran desde la oscuridad para decirnos yo ya sé lo que tu vas a saber. Más tarde en los “Encuentros con Samuel Becket” de Charles Juliet en 1968, 1973, 1975 y 1977 se me reveló el personaje en toda su sabiduría: “El silencio se ha apoderado de nosotros y sé que no va a ser fácil romperlo. Curiosa idea, pensé, interrogar a alguien que no es sino pregunta”. Así me imaginaba yo a Becket, un silencio que mira, incómodo. Una estatua con ojos penetrantes. Los duros ojos de la ternura. “Su mirada es de una intensidad difícil de sostener”. Tres son los momentos que sobresalen en este pequeño libro, tres momentos que rompen el silencio”: —Sin embargo tengo que continuar… Estoy frente a un acantilado y tengo que seguir adelante. Es imposible, verdad. Sin embargo se puede avanzar. Ganar unos cuantos miserables milímetros…”. Un segundo estallido de silencio: —“No tiene ninguna importancia no publicar. Hacemos eso para respirar” y en la conversación de noviembre de 1975: “Posiblemente no haya si no caminos equivocados. Sin embargo hay que encontrar el camino equivocado que te conviene”. Caminar, respirar y equivocarse para al final ser lo más parecido a tu retrato. Bellas lecciones para cuando el poder tiene tanto peso como ahora. —“Pero cuando no ocurre nada, ¿qué hace usted? —Siempre hay algo que escuchar”.

Gorz

Gorz consideraba la sobriedad como una necesidad para luchar contra la miseria a la cual nos aboca el capitalismo y la sociedad de consumo. En 2008 escribía en una publicación póstuma en la Revue critique d´ecologie politique: “La salida del capitalismo ya ha empezado: el dinero mismo es la única mercancía que produce la industria financiera a través de operaciones cada vez más arriesgadas y cada vez menos controlables en los mercados financieros…”. En su casa no había cuadros, sí dos sillas sin estilo, una mesa redonda, cuatro sillas rectas, un televisor, libros, diarios y revistas. Pared sin colores. Al final de sus días había amor, su amor por su esposa Dorine, que recoge en Carta a D. Historia de un amor. Andre Gorz tenía 84 años cuando se suicida con su mujer; ella 82: “Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable”. Amor y sobriedad alternativas para la volatilidad de la sociedad de consumo y el vértigo del crédito. “Hasta donde llega mi recuerdo, siempre detesté el modo de vida llamado opulento y sus despilfarros”, le escribe a Dorine. “Te negabas a dejar que la publicidad y el marketing te impusieran necesidades que no sentías”. El amor da cobertura para un mundo que no necesita consumir tanto para verse realizado. “Me pregunté qué era lo accidental a lo que debía renunciar para concentrarme en lo esencial”. Un libro que nos enseñará a llorar de nuevo y no por lo que debemos sino por lo que perdemos al no estar a la altura de nuestra riqueza de vivir.

Los Cafés

La “Idea de Europa a través de los cafés” es una conferencia que G. Steiner ofreció en el Nexus Institute en Tilburg y que publica Siruela en el 2004. Ahora que los cafés son geométricos y fríos, con una higiene sin precedentes, quizás añoremos el humo, la lentitud y la conspiración que tejió Europa en el siglo pasado. Europa está compuesta de cafés. Estos se extienden desde el café favorito de Pessoa en Lisboa hasta los cafés de Odessa frecuentados por los gangsters…”. Copenhague y Kierkegaard. Pocos cafés en Moscú, muy pocos en Inglaterra. Según Steiner, “el café es un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flâneur y para el poeta o el metafísico con su cuaderno”. Y también, añade, “el apartado de correos de los homless”. Horas perdidas de refugio, sustitutos del hogar. Lejos de casa, el café es un lugar para observar cómo se va levantando la ciudad y también cómo se va acostando. Europa se comunica de café en café. Europa se anda, es “pedestre”. Es en esta idea donde el café como topos (lugar), dice Steiner. “es hoy tan fértil y urgente como lo ha sido siempre. Ser europeo es tratar de negociar, moralmente, intelectualmente y existencialmente los ideales y aseveraciones rivales, la praxis de Sócrates y de la de Isaías”. Por eso hoy que los escenarios son de culto a la velocidad el debate de ideas brilla por su ausencia, mientras cada uno se agarra a su “razón”. Así nos va. En Europa según Steiner todo se hizo a imagen y semejanza del hombre “café y paisaje a escala humana”. Estaría bien recordarlo.

Reencuentro

Me reencuentro estos días con motivo de la Poesía Salvaxe con Maiakowsky. De viaje por América pasando por México allá por los años 20, poco después de la Revolución Rusa. Un diario que relata su travesía en barco pasando por La Habana. El mundo campesino ruso en plena convulsión frente a las luces excesivas del mundo neoyorquino. Sus metros recién estrenados. La multitud en busca de un dorado a punto de reventar. Un mundo de negros y blancos peligrosamente separados. México entre la generosidad y el colt. La corrupción a todos los niveles, 37 presidentes en 30 años de los cuales 30 eran generales. La política de izquierdas que sorprende al poeta, 237 partidos políticos. El México donde conoce a Diego Rivera, el voluptuoso pintor. Y América y su dios: “Dios es el dólar, el dólar es el padre, el dólar es el espíritu santo”. Y Nueva York: “Luz, luz y más luz”. Iluminad el mundo que tengo miedo a la noche. Esa luz que contrasta con la suciedad de los suburbios: “Los papeles y la podredumbre se amontonan hasta los tobillos, y no en sentido figurado, sino de verdad”. Los muelles “avenidas de la muerte” en manos de los irlandeses. Nueva York le lleva a preguntarse a Maiakowsky: “¿Quiénes son los estadounidenses propiamente dichos? ¿Son tacaños? No. El país que se gasta al año en helados un millón de dólares se merece otros epítetos”. Concluye el poeta que “la actitud del estadounidense hacia el dólar es algo poético”. Un libro actual a pesar de los años transcurridos. La historia cambia muy poco mientras nos estamos yendo.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Canción desde ninguna parte

Desgrana su futuro esperando noticias. Socava sus adoquines para que nadie los arroje. Cementa el alma que aún no conoce. La ciudad de ninguna parte espera noticias. Soñamos con una ciudad que no existe. Como si de un Lázaro esperando que lo resuciten se tratase. En la ciudad de ninguna parte nadie sabe quién es quién. ¿Quién ha planeado todo esto? Interminables edificios vacíos, vacíos barrios interminables. Nada se llena con el tiempo. Soñamos una ciudad que no existe. No hay orgullo en sus rincones. Duerme, Lázaro, duerme. El que pueda que sueñe. Camino por ninguna parte buscando un sitio para ser soñado. Toda la ciudad cabe en la imaginación de la infancia. ¿Existen de verdad sus barrios? Soñamos una ciudad, soñamos que existe. En la ciudad de ninguna parte no hay a dónde llegar. Solo es una canción repetida hasta la saciedad. La canción de sus calles, la canción de la niñez. Camino a ninguna parte. Solo lejos despertamos.

lunes, 15 de octubre de 2012

El Deporte

El deporte. Como modelito de ciudad, adaptado a cada estilo, tremendamente democrático. El hombre y la mujer deportivos encierran dentro de sí, la mala leche de sus trabajos. Sudamos para olvidarnos de lo que nos cuesta vivir o ganarnos la vida. A penas miramos a nuestro alrededor, todo sucede como si viésemos  una película  por enésima vez. La moda decathlon, las fibras traspirables, el sudor que no se nota. No se preocupe por los precios, nos igualamos a Europa. Y también vale para salir con sus amigos, los muy íntimos. Moda informal. Encerrados al aire libre, con el elixir de la eterna juventud. Quizás solo para resistir el exceso de fin de semana. Confundidos entre tantos modelos de zapatillas, de pantalones etc. La oferta es un dardo envenenado que nos provoca ansiedad. Cuidar el cuerpo para que la grasa crezca en nuestros cerebros. Allí hay de todo aunque no sepamos para qué. Somos aficionados, coronando cualquier desnivel del 20%, o escalando cualquier ochomil. Salud para todos.

jueves, 11 de octubre de 2012

No Future


El futuro nos lo venden para hacernos esclavos. El futuro no existe. Futuro, promesas y progreso. Tres envoltorios que junto a la globalización, desubicación, visten y esconden al mismo tiempo a los nuevos diablos. Esos diablos que son propietarios ahora de la AP9 y que se ocultan bajo un fondo de inversión americano. Sin embargo, el sr. Marshall no se ha movido de España desde los tiempos de Berlanga. Eurovegas y la sra. Aguirre, la cólera de Dios. Las promesas y la falta de diseño para este país descorazonan a cualquier español. Por otra parte él solo aportará el 30 por ciento del proyecto. 
Si todo nuestro proyecto como país para sacarnos adelante es un parque temático de juego dirigido por un americano con peluquín que hace que nuestros políticos subdesarrollados elaboran leyes especificas para esta Sodoma and Gomorra, entonces vayámonos preparando para ser unos ciudadanos que reparten cartas mientras otros ganan dinero. Rajoy creía que le iba a decir a Europa al puro estilo Callahan: “Sabes que  lo que pasa cuando alguien se queda sin balas, es que empieza a pisar mierda”. La mierda envuelta en papel de regalo se posa en nuestra desesperación. Llueve mierda y damos gracias. Yo por lo menos prefiero un campo vacío, donde pasear nuestros males y nuestras soledades. Ahora que estamos en vísperas de elecciones, otra vez, porque le conviene a Feijóo, guardémonos de las promesas y de los Callahan de turno. Refugiémonos al menos en la espiritualidad que nos quede o de la que seamos capaces para aguantar tanta incompetencia y mediocridad. Los políticos están encantados con esta España que bosteza. Espero que Dña. Esperanza  quede maldiciendo en su barca, Dorado abajo, llena de monos, creyendo escuchar una música que solo es producto de su cabeza. Los ricos defecan para que agradezcamos su buen estado físico y miremos sumisos lo bien comidos que están. 
¿Alguien sabe por qué el mes pasado se fueron de España 70.000 millones de euros? La mierda tiene sus propias cañerías, los políticos tiran de la cadena. ¿Saben que le dijo la bosta de vaca a  la manzana que había caído del árbol? Nos veremos más tarde. Mientras, todo está en calma en la ría de Arousa. El mar siempre nos dio otro tipo de esperanza.

aquiloquevibra221110

Tierras imaginarias

Como si pasásemos por túneles y el sonido se fuera cortando y emergiendo músicas diferentes que durasen unos segundos. Estos Imaginary Landescapes de J. Cage imitan la verdad que surge de un instante. Sonoridad. El discurso sonoro aparece y desaparece. Al fin y al cabo la mayoría de las sensaciones duran unos segundos y nosotros cambiamos segundo a segundo. Capacidad de convertir el ruido en armonía, en algo audible. A través de esta tierra imaginaria recorremos la experiencia del ruido. Dejamos que el sonido nos sorprenda. El ruido no es nada más que una forma de confusión donde los sentidos se desorganizan. Cage recorre el ruido y llega a las voces humanas entrecortadas como si buscásemos a través de un dial el sonido que nos reconforta. Organizar el sonido que hay a nuestro alrededor, sus voces. La música como un elemento extraño, no familiar aunque a veces parece que nos acoge; al fin y al cabo cada ciudad suena diferente. El ruido de la calle en su máximo sentido.